Nota
El home office fue el gran héroe de la pandemia, nos permitió cuidar nuestra salud mientras seguíamos trabajando sin importar la distancia. Sin embargo, después de casi tres años de aislamiento, estamos viendo que hay algunas repercusiones en nuestra salud.
Hoy hablaremos sobre los problemas de salud que se han acentuado a raíz de la pandemia y el home office y por qué trabajar en una oficina de manera presencial podría ayudarte a evitarlos.
Antes del comienzo de la pandemia, la obesidad ya era un problema preocupante en nuestro país, ahora, después de haber pasado casi tres años encerrados en casa, la situación se ha acentuado.
Actualmente, México ocupa el 5° lugar a nivel mundial en obesidad, y se prevé que esta cifra continúe a la alza. Dos de los factores que contribuyen más a la prevalencia de esta condición es el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios.
Para muchos, hacer home office significó disminuir, significativamente, su movilidad: omitir los trayectos diarios a la oficina, aunado a no tener una rutina de ejercicio regular, provocó que muchas personas formen parte de las estadísticas de obesidad del país. Esto sin contar que el consumo de comida rápida aumentó junto a la predilección por los servicios de delivery (comida a domicilio) para no salir de casa o por no contar con el tiempo para cocinar.
No poder establecer límites entre la vida laboral y la vida personal hizo inevitable la elevación de los niveles de estrés de muchas personas. Aunque hay quienes creen que vivir con estrés es normal, la realidad es que los problemas físicos y mentales que acarrea no lo son. Entre ellos destacan: la alteración en los patrones de sueño y alimentación , problemas gastrointestinales, dolores musculares y falta de concentración y sueño.
Si bien, actualmente podemos salir de forma más segura, al inicio del aislamiento por la pandemia, tener que permanecer dentro de casa, aunado a la incertidumbre de la situación global hizo que muchos se sintieran sobrepasados por la situación; y, para bien o para mal, estos sentimientos también pueden quedar ligados a nuestros espacios, por lo que continuar haciendo home office por un período prolongado puede influir a la prevalencia del estrés en nuestra vida.
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Para muchas personas, el aislamiento que se vivió durante los primeros años de la pandemia los hizo experimentar, por primera vez, estragos en su salud mental.
Una de las enfermedades que aumentó números durante estos tres años de pandemia fue la depresión. Si bien, esta puede ser provocada por muchos factores, el estrés y la falta de contacto social fueron las principales causas para que muchas personas la desarrollaran.
Contrario a la creencia popular, la depresión no es un simple estado de ánimo; es un trastorno mental que afecta el estado anímico e implica sentimientos de tristeza y pérdida del interés. Se manifiesta desde cambios de humor radicales, apatía, ansiedad (miedos) y desesperanza; hasta afecciones físicas como falta de energía y alteraciones en el apetito.
Si bien estos problemas no pueden ser curados de la noche a la mañana, hay cosas que se pueden hacer para mejorar nuestra salud en general. Hacer ejercicio, mejorar nuestra alimentación e intentar aumentar nuestras interacciones sociales y regresar a una oficina son algunas acciones que puedes llevar a cabo si el aislamiento te ha hecho experimentar alguna de estas enfermedades.
El home office puede ser una opción muy atractiva, pero es necesario valorar si está afectando o ayudando a tu estado de salud general, tal vez después de meditarlo veas que volver a la oficina un par de veces a la semana te puede beneficiar.
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